domingo, 20 de mayo de 2012

Me gustaría empezar de cero. 
He pensado incluso en abrir un nuevo blog y olvidarme de este, pero soy una de esas personas que tienen miedo a lo nuevo y prefieren no cambiar. Quizás acabe cambiando la apariencia del blog. Ya la cambié una vez, pasé del negro y tonos rojos al blanco y tonos morados. 
Pero el problema no es la apariencia del blog, el problema es mío. 
No sé si quiero volver a meterme de lleno en el mundo de los blogs o apatarme de él. A veces deseo volver y otras desaparecer. Total, nadie me echaría de menos. El mundo gira mientras yo me quedo en el mismo punto. 
Estoy fracasando en todo. Este cuatrimestre está pudiendo conmigo. En todo. Las clases de este cuatrimestre son más duras -aunque en comparación con las del primer cuatrimestre todas lo son-, tengo casi el doble de trabajos -en una asignatura he llegado a tener 4 y no precisamente pequeños-, además se han sumado las nuevas clases de canto con otra profesora (me parece que avanzo más que con la anterior, pero me manda deberes que me quitan tiempo de estudio) y los preparativos para el examen de violín -nunca me había salido un examen tan mal-.
Desde enero no he dejado de engordar. El 31 de diciembre logré volver a bajar a los 59 kilos. Vale, pesé 59,9 kilos, pero había vuleto a traspasar la frontera de los 60. Desde entonces no he dejado de engordar. Desde mi cumpleaños no he vuelto a pesar 61 kilos. Ahora me debato entre los 62 y los 64. Sí, lo sé, me he convertido en el monstruo horrible que dejé de ser hace un año. El 28 de mayo, día de mi graduación, estaba feliz porque pesaba 62,9 kilos, la primera vez en años que veía ese número. Hoy, que pesaba exactamente lo mismo por la mañana, sólo he sentido alivio por no haber subido a los 63 de nuevo. Pero casi. 
Y es que parece que últimamente me ha atrapado la espiral de los 63 kilos.  No sé si a alguna de vosotras también le pasa, pero de vez en cuando parece que mi cuerpo es reacio a abandonar un peso. Antes de pesar 59,9 kilos estuve varios días pesando 60 kilos exactos, ni un gramo más ni un gramo menos, por mucho deporte que hiciera y por poco que comiera. Ahora parece que me ocurre lo mismo con los 62 kilos. No puedo bajar de peso. Y en cuanto me descuido vuelvo a pesar 63 kilos. Por mucho que el día anterior pesase casi 61 kilos y no coma mucho, la báscula infla los números. Cuanto menos peso por la mañana, más infla los números la báscula. 
Debería vlver a empezar una dieta de verdad, pero últimamente soy incapaz de controlarme. Estoy comiendo todo el rato. Evito la comida hipercalórica, me he hecho fan de las tortitas de arroz y de las barritas que le recetó el nutricionista a mi madre para la merienda, pero eso no quita que no pare de comer. Las calorías siguen sumando. 

Creo que voy a intentar volver a meterme en el mundo de los blogs. No quiero estar sola, cada vez me siento más desprotegida y no sé dónde encontrar protección fuera de los blogs. 

 Arina

2 comentarios:

  1. Meterte en el mundo de los blogs no es buena opción si te quieres cuidar linda, pero es tu opción.
    Besos

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  2. nena!! tanto sin leerte, pff veo q no nos ha ido bien a ninguna de las dos, a mi me pasa exactamente lo mismo, q no sé que es lo que quiero en verdad, pero tienes razón al decir que en este espacio te sientes menos sola y claro que asi, porque acá habemos mas personas que vivimos lo mismo a diario...

    asi q no estás sola linda

    besitos =)

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