jueves, 31 de mayo de 2012

Después de comer y comer sin parar parece que desde ayer he vuelto a controlarme. 
Desde el viernes y los dos donuts he sido incapaz de controlarme. He comido y comido sin parar, apenas he estudiado en casa porque estaba demasiado ocupada en la cocina. 
No sé si ha sido por el estrés de los exámenes y los trabajos, pero me da igual, no hay excusa que valga. El año pasado pesaba exactamente lo mismo sobre estas fechas y me prometí a mí misma que no pasaría ni un año más siendo gorda. Claro que si tenemos en cuenta que a los 11 años me prometí que a los 14 ya no estaría gorda y con 19 años todavía no he cumplido la promesa no sé de qué me sorprendo. 
Pero parece que ayer logré calmarme un poco y dejar de lado la comida. Esta mañana pesaba 62,4. 


Mañana tengo que exponer dos trabajos. Uno seguramente lo suspenda, aunque esta vez sé que no será por mi culpa, sino por culpa de los demás miembros de mi grupo, que no saben hacer un trabajo y mucho menos un powerpoint. ¡Si han escrito párrafos y párrafos sin imágenes y todo copiado de wikipedia! Lo he intentado cambiar para que quede mejor, pero no sé cómo se lo tomarán. Pero me da igual, yo no quiero suspender, y menos por culpa de otros. 


El lunes empiezo los exámenes. 


No sé qué más contar, estos días no me ha pasado nada interesante. Muchas gracias por vuestros comentarios :)


Arina.

sábado, 26 de mayo de 2012

Ayer estuve fuera de casa unas 15 horas. 
Fui a clase (una hora y media interminable de ver presentaciones, una hora y media de una de mis clases preferidas y una hora y media de recopilar información en la cabeza a una velocidad alarmante) hasta la 1 y después me fui con una amiga a comer. Me hizo mucha ilusión quedar con esta chica. Hacía mucho tiempo que no nos veíamos, es la hermana del ex de mi novio, ambos terminaron muy mal y desde entonces apenas nos hemos visto. 
Yo comí un sandwich mixto (llevo ya dos en una semana, creo que voy a tener que ir pensando en compensarlo con un día de fruta). En la comida estuvimos hablando un poco de todo, de nuestras carreras, de las diferencias entre su facultad y la mía. Las dos hemos descubierto que, aunque yo tiro más a letras y ella a ciencias, a ambas nos encantan las dos ramas. Hemos estado hablando de música y las dos nos hemos reído al daros cuenta de que no sabíamos que a la otra le encanta el mismogrupo: Deathstars. A partir de ahí nuestra conversación ha girado en torno a Deathstars. 
Luego fuimos a tomar un "postrecito" al Dunkin Coffee porque ella tenía un descuento para una caja de seis donuts. Y sí, nos la compramos, pero sólo fuimos capaces de comernos dos donuts cada una (¡y menos mal!) a lo largo de toda la tarde. El tercero me lo guardé porque odio tirar la comida. Por desgracia ha terminado siendo mi desayuno de hoy. Luego nos fuimos a dar una vuelta para bajar un poco los donuts.
Nos despedimos (abrazos, mirar si necesitábamos intercambiar móviles, más abrazos, seguir hablando aunque tenía prisa...) porque yo tenía que irme a clase de canto. 

Fue un día agotador, pero lo pasé muy bien. Lo único malo fueron los donuts, que obviamente me han hecho engordar un montón. Esta mañana pesaba 62,8. Y yo que casi había logrado bajar a los 61 kilos... Cada vez me planteo más en serio hacer un día de fruta.

miércoles, 23 de mayo de 2012

Demasiado ancha

Un día estás en el metro, de pie porque no hay asientos libres y leyendo un libro. La música resuena en tu cabeza a través de los cascos. Lo suficientemente alta como para poder escuchar cada uno de los instrumentos pero lo suficientemente baja para poder escuchar lo que pasa a tu alrededor. Estás feliz, ha sido un día agotador pero por fin vuelves a casa. Pero de repente te ves reflejada en el cristal. Una chica alta, quizás demasiado alta para las demás personas que viajan ese día en el metro, fea como un monstruo y gorda. Extremadamente gorda. Y muy ancha. Y de repente toda la alegría se desvanece. Ya no te importa que la narración del libro te tenga atrapada, que en tu Ipod suene la mejor parte de tu canción favorita. Sólo puedes mirarte horrorizada en el cristal.

Me he sentido fatal desde que me he mirado en el metro. ¿De verdad estoy tan gorda? Yo sabía que estaba gorda, ¿pero tanto? ¡Por dios, si casi estoy igual de gorda que esas personas que en el metro ocupan dos asientos y en vez de sentarse reclinan el cuerpo porque sus muslos y sus glúteos son tan gordos que impiden que se dobles! Me he dado verdadero asco. Y sobre todo porque me he visto muy ancha, como si me hubiesen inflado sólo de los lados. 

Y sin embargo hoy cuando he llegado a casa después de las clases pesaba 62,1. He adelgazada y, sin embargo, hoy me siento la persona más gorda del universo. No tengo remedio. 

Hoy he conseguido controlarme un poco. He comido normal. Un sandwich de queso (el jamón que había en casa no me gustaba) que me ha hecho mi madre porque en principio no iba a ir a comer pero estaba agotada. Un tarrito de gelatina de frambuesa riquísima. 
De merienda he tomado un té y dos tostadas pequeñas de pan integral con queso fresco light (de esto sí sé las calorías, 50 por cada tostada + queso)
De cena he preparado para todos una ensalada con queso de burgos y un poco de salmón. 
 Sé que aun así he comido mucho, pero no es nada en comparación con lo que como últimamente. Me he propuesto volver a seguir la dieta que me hizo la nutricionista el año pasado. Guardé todas las hojas. 

Ya no tengo nada más que contar. Prometo que intentaré hacer las entradas más cortas. Antes se me hacía imposible escribir entradas largas, pero ahora no sé, empiezo a escribir y cuando me doy cuenta ya he escrito mi vida y milagros. 



Besos, Arina

martes, 22 de mayo de 2012

Hoy no he parado de comer. ¿Qué me pasa últimamente? 
Esta mañana pesaba 62,7. Sobre las 7 de la tarde pesaba 63,8 kilos. ¿Y qué he hecho al ver ese horrible número? He ido a la cocina para prepararme una taza de cereales. 
No valgo para estar delgada, sólo sé engordar y engordar sin parar. ¿Por qué fui capaz el año pasado de adelgazar pero este año no? ¿Qué me pasa? Estoy bloqueada. En todo. No puedo estudiar, no uedo adelgazar.... llevo toda la tarde con un trabajo. Sólo tengo que escribir de tres a cuatro páginas porque es un trabajo en grupo, pero llevo más de dos horas con la última página y parece que nunca va a acabar. 
Hace mucho que no voy al gimnasio. No es porque no haya tenido tiempo, sino que se me olvida. Espero ir este jueves (o mañana, depende de cómo tenga el pelo de sucio). El domingo iré seguro.

Hoy quería hablar con el chico del que hablé ayer. Me he conectado al msn y he estado todo el día con el móvil en la mano por si acaso él me hablaba. Se ha conectado al msn, pero realmente no sabía qué decirle, así que al final no he hablado con él. Soy una cobarde. Pero es que tampoco sé qué decirle. Ni siquiera sé por qué quiero hablar con él. Supongo que porque en algún momento fue mi amigo. 

Qiuiero quitarme los brackets. El dentista lleva dándome largas desde hace casi un año, cada cierto tiempo me dice que me lo va a quitar en "dos o tres meses", pero nunca me los quita. Y no los aguanto más. Me hacen daño, las gomas hacen que me duela la cabeza, ya sí que no salgo bien en ninguna foto y me hacen tener cara de estúpida. Creo que como siga mucho tiempo con ellos me los acabaré arrancando. De verdad que cada vez que me acuerdo de que los llevo me dan ganas de arrancármelos.
 
No sé qué más contar. Ahora montaré un rato en bici. Estaba viendo "Ya no estoy gordo" y me ha motivado. 

lunes, 21 de mayo de 2012


Cada vez que creo que me puedo controlar acabo fracasando. “No voy a cenar” me dije ayer después de escribir en el blog. Y terminé comiendo un trozo de queso y un poco de la comida de hoy mientras la preparaba. También pretendía no comer hoy, ya que me toca pasarme el día entero en la universidad. Pero he acabado comiendo, e incluso ayer por la noche decidí hacerme la comida. Spaguetti a la carbonara. Me los he comido todos. Me doy asco. Ayer preparé la comida de hoy para hacer algo, no aburrirme y terminar comiendo todo lo que se me pusiese delante y hoy he comido todo lo que había traído a la universidad porque estoy nerviosa.
A mis nervios hbituales pre exámenes y entregas y presentaciones de trabajos se ha unido un nuevo factor. Mañana me dará absolutamente igual, pero hoy no puedo pensar en ello.
Ayer por la noche, cuando ya estaba a punto de quedarme dormida, vibró mi móvil. No me pareció extraño porque le había mandado un mensaje a mi novio hacía ya un rato y, aunque no esperaba contestación, podría haberme contestado. No hice caso al teléfono, ya podría leer el mensaje por la mañana. Pero al cabo de unos 10 minutos el móvil volvió a sonar. Eso ya me pareció más raro, así que miré el móvil. Era un whatsapp de un amigo (si es que le puedo llamar así). ¿Os acordáis del verano, que os conté que conocí a un chico muy simpático, que decidimos decir lo típico de ser novios de repuesto (tanto él como yo teníamos pareja) pero que el día antes de irse tres meses fuera me dijo que no me hiciese ilusiones con él (nadie se había hecho ilusiones, pero bueno) y no volví a saber nada de él hasta que volvió? Pues bien, cuando volvió hablamos alguna que otra vez, pero casi nada. Por eso me pareció aun más raro que me hablase. Los dos mensajes que me había eran un saludo (o todo lo saludo que puede ser un “eyy. Oye”). Me quedé de cuadros cuando leí lo que me escribió. “ Hace unos días corté con mi novia”. Mi primer instinto fue responderle con un “y a mí que más me da?” (vale sí, me cabreó que me despertara y que encima ahora me dijese eso después de decir que no me hiciese ilusiones, pero no era plan de decirle eso, así que le dije que lo sentía y le pregunté qué había pasado. Pero realmente lo que quería responder era que no entendía por qué sólo me habló para decirme eso.
Y ahora no sé qué pensar. No sé si sólo me lo contó para molestar o porque quería algo o... yo que sé. Esta mañana he mirado el móvil por si acaso no lo había soñado, pero ahí está grabada la conversación. Mañana me dará completamente igual todo, pero hoy me no sé qué pensar.

domingo, 20 de mayo de 2012

Me gustaría empezar de cero. 
He pensado incluso en abrir un nuevo blog y olvidarme de este, pero soy una de esas personas que tienen miedo a lo nuevo y prefieren no cambiar. Quizás acabe cambiando la apariencia del blog. Ya la cambié una vez, pasé del negro y tonos rojos al blanco y tonos morados. 
Pero el problema no es la apariencia del blog, el problema es mío. 
No sé si quiero volver a meterme de lleno en el mundo de los blogs o apatarme de él. A veces deseo volver y otras desaparecer. Total, nadie me echaría de menos. El mundo gira mientras yo me quedo en el mismo punto. 
Estoy fracasando en todo. Este cuatrimestre está pudiendo conmigo. En todo. Las clases de este cuatrimestre son más duras -aunque en comparación con las del primer cuatrimestre todas lo son-, tengo casi el doble de trabajos -en una asignatura he llegado a tener 4 y no precisamente pequeños-, además se han sumado las nuevas clases de canto con otra profesora (me parece que avanzo más que con la anterior, pero me manda deberes que me quitan tiempo de estudio) y los preparativos para el examen de violín -nunca me había salido un examen tan mal-.
Desde enero no he dejado de engordar. El 31 de diciembre logré volver a bajar a los 59 kilos. Vale, pesé 59,9 kilos, pero había vuleto a traspasar la frontera de los 60. Desde entonces no he dejado de engordar. Desde mi cumpleaños no he vuelto a pesar 61 kilos. Ahora me debato entre los 62 y los 64. Sí, lo sé, me he convertido en el monstruo horrible que dejé de ser hace un año. El 28 de mayo, día de mi graduación, estaba feliz porque pesaba 62,9 kilos, la primera vez en años que veía ese número. Hoy, que pesaba exactamente lo mismo por la mañana, sólo he sentido alivio por no haber subido a los 63 de nuevo. Pero casi. 
Y es que parece que últimamente me ha atrapado la espiral de los 63 kilos.  No sé si a alguna de vosotras también le pasa, pero de vez en cuando parece que mi cuerpo es reacio a abandonar un peso. Antes de pesar 59,9 kilos estuve varios días pesando 60 kilos exactos, ni un gramo más ni un gramo menos, por mucho deporte que hiciera y por poco que comiera. Ahora parece que me ocurre lo mismo con los 62 kilos. No puedo bajar de peso. Y en cuanto me descuido vuelvo a pesar 63 kilos. Por mucho que el día anterior pesase casi 61 kilos y no coma mucho, la báscula infla los números. Cuanto menos peso por la mañana, más infla los números la báscula. 
Debería vlver a empezar una dieta de verdad, pero últimamente soy incapaz de controlarme. Estoy comiendo todo el rato. Evito la comida hipercalórica, me he hecho fan de las tortitas de arroz y de las barritas que le recetó el nutricionista a mi madre para la merienda, pero eso no quita que no pare de comer. Las calorías siguen sumando. 

Creo que voy a intentar volver a meterme en el mundo de los blogs. No quiero estar sola, cada vez me siento más desprotegida y no sé dónde encontrar protección fuera de los blogs. 

 Arina

viernes, 11 de mayo de 2012