Pero no puedo. No puedo dejar de pensar como siempre he pensado.
Desde que tengo memoria, no he parado de odiarme por pesar demasiado y s

Sin embargo, nunca he sido capaz de dejar de comer.
Aunque creo que por fin he encontrado la respuesta al por qué de mi adicción a la comida.
De pequeña, a mi hermana y a mí nos cuidaba una au pair hasta la hora de la cena.
Nos recogía del colegio, nos preparaba la comida, hacíamos los deberes con ella, nos llevaba al parque... Cuando terminábamos los deberes siempre nos daba galletas o algo así. Pero cuando mi hermana se fue haciendo mayor, comenzó a llevarse mal con ella. Siempre discutían, peleaban... y yo me convertí en su niña mimada. Siempre me trataba mejor que a ella. O al menos eso es lo que yo pensaba entonces. Pero ahora he descubierto que, por muy ricas que estuviesen las galletas con chocolate, que me diese algunas cada vez que hacía algo bien no era nada bueno. Me volví dependiente de esas galletas, del chocolate y del dulce en general. Y aún hoy en día sigo recompensándome a mí misma con dulces. muchas veces en mi cabeza pienso en dulces y me digo a mí misma: "Cuando termines con ésto puedes ir a la cocina y comer una galleta".
Tengo que volver al psicólogo para que me quite estas manías horribles que tengo. Pero me da miedo ir. No quiero volver a la psicóloga a la que iba antes porque me da vergüenza volver. Pero tampoco quiero buscar otro. No me gusta hablar, odio tener que hablar durante una hora o más. Mostrándome débil ante una persona que en el fondo sólo puedo pensar que se está riendo de mí. Odio ir al psicólogo y salir llorando.